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Migración otoñal

Ha comenzado el otoño. Una época de hermosos paisajes ocres y rojos, y noches cada vez más largas y frías, que nos acompañará durante 89 días y 20 horas en una lenta transición hasta el invierno.

Las aves también notan la llegada de la estación otoñal. A medida que los días se acortan, y terminada ya la época de reproducción, millones de aves del hemisferio norte (unos 90, aproximadamente) regresan a las regiones cálidas, más propicias, donde el suministro de alimento disponible varía poco con la estación. Se producen movimientos migratorios hacia el sur ya desde junio, pudiendo alargarse incluso hasta diciembre, pero el grueso de paso se observa precisamente en estas semanas.

La amplitud, paradas y recorrido final del viaje dependen de diversos factores: especie, sexo y edad de las aves, su procedencia demográfica o las circunstancias atmosféricas de la ruta y la disponibilidad de alimento. En el caso de muchas especies parece que este tránsito anual está de algún modo grabado genéticamente en cada ejemplar, aunque en otras se cree necesario un proceso de aprendizaje, observado más frecuentemente en aquellas aves que migran en bandadas. Los mecanismos de orientación resultan esenciales; los accidentes geográficos, y la posición del sol, la luna y las estrellas, así como el campo magnético terrestre (o incluso en algunas especies la percepción de determinadas vibraciones sonoras o tramas de luz), permiten a las aves contar con un mapa de ruta que es perfeccionado con cada viaje.

Charrán ártico (Sterna paradisaea)

Charrán ártico (Sterna paradisaea)

El fenómeno de la migración se realiza en todos los continentes, pero el viaje entre Europa y África es el más complejo. Esta amplia ruta, llamada vía del Atlántico oriental, y en la que confluyen aves desde Groenlandia hasta el norte de Europa y Siberia, se canaliza sobre todo a través del estrecho de Gibraltar. Es la principal puerta de acceso a las tierras africanas, y por ella pueden transitar entre 500.000 y 600.000 aves al año. Alternativamente, muchas otras utilizan la ruta del Mediterráneo oriental llegando a África por el estrecho de Bósforo (en Turquía), y algunas pocas deciden intentarlo desde Italia hasta Túnez a través de Sicilia.

Vemos, pues, que el paso migratorio suele concentrarse siguiendo los itinerarios que crucen continentes con el menor recorrido posible sobre el agua, para lo cual se sirven de estrechos, islas y penínsulas. Las vías exclusivamente marinas suponen un mayor riesgo para las aves, ya que carecen de refugios, y tampoco pueden contar con la ayuda de las corrientes térmicas (que no se producen sobre el mar). La excepción son las aves marinas, auténticas especialistas de los viajes largos, como es el ejemplo del charrán ártico (Sterna paradisaea), que anida durante el verano en el ártico y regresa al sur a partir de agosto, alcanzando la Antártida en noviembre tras una increíble travesía de unos 40.000 kilómetros.

Ya os hemos hablado en otra ocasión del programa Migra puesto en marcha por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) en 2011, basado en técnicas de geolocalización a fin de conocer los movimientos migratorios de las aves con el mayor detalle posible. Este año, la atención está especialmente focalizada sobre la carraca (Coracias garrulus), elegida por esta sociedad como Ave del Año 2012.

Carraca (Coracias garrulus)

La población española de carraca ha descendido un 40% en los últimos años, y el Libro Rojo de las Aves de España la cataloga como especie vulnerable; sus principales amenazas derivan fundamentalmente de la actividad humana, como el uso de plaguicidas o la agricultura intensiva, y la desaparición de zonas arboladas adecuadas para la nidificación. El seguimiento de su tránsito migratorio permitirá descubrir los lugares de invernada de esta especie, hasta ahora desconocidos. Por el momento, las aves marcadas se encuentran ya en tierras subsaharianas (Mali y Níger); todas ellas accedieron al continente africano a través del estrecho de Gibraltar, salvo un ejemplar, que siguió una ruta atravesando las islas Baleares. Y todas continúan aún su viaje, que podemos seguir a tiempo real. Dentro de unos meses regresarán a nuestro territorio, cuando se acerque el verano.

Los años del murciélago

Pocas veces los vemos… pero están ahí. En casi todas partes. Tradicionalmente, los murciélagos (orden Chiroptera) cargan inmerecidamente con una mala fama producto del miedo, la incomprensión y el desconocimiento, y han sido objeto de mitos y supersticiones negativas en numerosas culturas a lo largo de la historia humana.

Myotis myotis

Murciélago ratonero grande (Myotis myotis)

Para terminar de componer esa imagen siniestra, se ha publicado recientemente en PNAS un estudio que identifica una nueva variedad de virus de la gripe (virus Influenza) en murciélagos capturados en Guatemala entre los años 2009 y 2010. Los resultados sugieren que se trata de un virus diferente a los conocidos hasta ahora, que parece tener unos requerimientos especiales para su propagación, ya que no se consiguió cultivarlo en el laboratorio, como sería normal. No obstante, a pesar de las diferencias genéticas y moleculares con los virus de la gripe que nos afectan habitualmente, parece ser que este nuevo virus del murciélago aún conservaría la capacidad de recombinarse con virus humanos o de otras especies animales y contribuir a la aparición de cepas pandémicas (como la famosa y reciente gripe porcina A, que todos recordareis).

Nosotros, en cambio, preferimos resaltar el lado positivo (el único lado) de estos magníficos animales. Así que merece la pena recordar que este año 2012, así como el pasado 2011, estamos celebrando los años del murciélago, una iniciativa del UNEP/PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), la CMS (Convención de Especies Migratorias) y el EUROBATS (Convenio para la Conservación de las especies europeas de murciélagos) con la que se pretende llamar la atención del público sobre el papel fundamental que juegan los quirópteros en el equilibrio de los ecosistemas a los que pertenecen, así como denunciar las amenazas a las que se enfrentan, especialmente la pérdida de su hábitat por la acción humana. Podéis consultar toda la información en la web oficial.

Miniopterus schreibersii

Murciélago de cueva (Miniopterus schreibersii)

España alberga casi 30 especies de murciélagos, de las que 22 están amenazadas y 5 en peligro de extinción. A nivel global, podemos decir que más de la mitad de las 1.100 especies de murciélagos corren la misma suerte. En Asturias contamos con 23 especies diferentes: dos de ellas, el murciélago ratonero grande (Myotis myotis) y el murciélago ratonero mediano (Myotis blythii) están recogidas en el Catálogo Regional de la Fauna Vertebrada Amenazada de Asturias como “especies sensibles a la alteración de su hábitat”, lo que quiere decir que su hábitat se encuentra fraccionado, amenazado o en regresión. También destacan como especies de interés especial el murciélago de Geoffroy (Myotis emarginatus) y el murciélago de cueva (Miniopterus schreibersii). Todos ellos, tanto como aquellas especies que no mencionamos aquí, se encuentran en peligro de perder su hábitat y sus refugios a causa de la actividad humana.

Tal vez este año 2012 sea un buen momento para aprender a apreciar la belleza de estos pequeños mamíferos, y la importancia vital de su conservación.